jueves, 2 de octubre de 2008

¿Y si existiera la utopía?



La dignidad es hacerse respetar por los demás y comienza por ser fiel a uno mismo. No es hoy en día un bien demasiado apreciado. Se lleva mal con el ascenso social, con el afán de lucro, con las carreras fulgurantes. La honestidad es una palabra casi antigua, y quiere decir atenerse a una conducta moral, en este caso a un compromiso.
La honradez tiene un significado más concreto, hoy considerada una palabra pueblerina, se aplica a no dejarse tentar por el beneficio ilícito y también, y si se habla de honradez intelectual, se basa en reconocer las virtudes y los argumentos del contrario.
La generosidad es la tendencia a ayudar a los demás y a dar las cosas propias sin esperar nada a cambio. Ahora se tiende a interpretar esta virtud como entregar aquello que nos sobra, cuando su esencia consiste en entregar aquello más preciado, en este caso el tiempo de nuestra vida.
Hay otras virtudes que carecen de nombre. ¿Cómo llamamos a compartir el sufrimiento humano? ¿Qué palabra se acerca a esa inclinación a escuchar, a compartir los problemas ajenos? ¿Con que término nombramos la predisposición a tener amigos y a dejar huella en los demás?

La trayectoria de Pepe Cabrero nos habla de todo esto y del futuro. Lo vemos hoy en la foto, con un cuerpo que lo lleva más que lo contiene y unos ojos inquietos (alegres casi siempre, en esta última etapa tan tristes, ya lo sé) que quieren mirar adelante. Y no nos dejará porque si a la política les sobra gente como él, quien está de más es la política.